Capítulo 2 Cambio en las pautas de consumo y movilidad post covid

Autores con filiación en: Grupo Montevideo de Universidades:

  • Ruiz Renzo 6
  • Rivas Mauro 7

2.1 Introducción

La pandemia de COVID-19 ha generado un cambio en las pautas de consumo y movilidad de la población en todo el mundo, así como en el desarrollo económico estimado para los próximos años.

Una de las principales fuentes de emisión de gases a la atmósfera es la generación de energía. Es por eso que, frente a una etapa post-COVID centrada en la reconversión y la reconstrucción económica sostenible, se impone cambiar la forma en la que producimos, almacenamos y gastamos energía.

La eficiencia energética es crucial para el cambio de juego: si adoptamos la eficiencia energética como primera opción de consumo para nuevos suministros de energía, se podría conseguir la reducción de emisiones necesaria para no superar el máximo de calentamiento global de 2 centígrados. En el Escenario de Desarrollo Sostenible (SDS por sus siglas en inglés), el aumento de las políticas e inversiones en energía limpia facilita alcanzar los objetivos de energía sostenible al completo. Para lograr una reducción del 40% de las emisiones para 2030, se requiere, por ejemplo, que las fuentes de energía de bajas emisiones produzcan el 75% de la electricidad mundial, frente a menos del 40% que generan en 2019.

Además, más del 50% de los automóviles vendidos en 2030 deberían ser eléctricos, frente al 2,5% de 2019.

2.2 Efectos Guerra de Rusia y Ucrania en la energía

El impacto acumulado de las acciones y reacciones de Rusia en la economía mundial es importante, empezando por la subida de los precios de los combustibles fósiles. Rusia y Ucrania son importantes productores de materias primas, y las perturbaciones han provocado una escalada de los precios mundiales, sobre todo de petróleo y gas natural.

A medida que las bombas arrasan Ucrania, se disparan también la inflación y con ella, las tensiones sociales.

Aunque nuestra región no dependa directamente de los hidrocarburos de Rusia, los países importadores y con una matriz energética más dependiente de combustibles fósiles sienten más duramente los efectos del aumento de precios y la reducción de la oferta, en comparación con aquellos con una matriz más limpia. Por su parte, los países latinoamericanos exportadores de petróleo y gas podrían beneficiarse en el corto plazo de esta escalada de precios, poniendo en pausa la transición hacia energías limpias.

2.3 La transición energética

El peso del poder energético de Rusia refleja la centralidad que siguen teniendo los combustibles fósiles en la economía mundial y en la vida cotidiana. La transición energética, que, de tener éxito, sería de hecho una revolución energética, ha sido hasta ahora muy lenta. En 1992, año de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, los combustibles fósiles representaban 87% del consumo total de energía en el mundo. Hoy en día, representan 84%. Sin avances tecnológicos en materia de almacenamiento, la energía solar y la eólica siguen siendo fuentes de energía primaria intermitentes para la generación de electricidad y, aunque las ventas de vehículos eléctricos personales están aumentando, el transporte sobre el que funciona la economía mundial –barcos y camiones– requiere productos petrolíferos.

El aumento del costo de la energía fósil crea a la vez el deseo de acelerar la transición energética y –como recordatorio de lo dependiente que sigue siendo el mundo de los combustibles fósiles– un incentivo para que

los gobiernos den prioridad a cualquier forma de energía que se necesite en ese momento.

2.4 Transición energética en Argentina

Con vistas a la “nueva normalidad”, la reorganización y reestructuración del sistema energético presenta uno de los desafíos más destacados. Con una participación estimada del 2 por ciento del PBI y una contribución aproximada al empleo registrado del 1,3 por ciento, la pandemia brinda al sector energético desafíos y oportunidades en materia ambiental y laboral. Todo esto cobra especial importancia para nuestro país luego de que el precio del petróleo se desplomara, producto de las cuarentenas realizadas a nivel mundial, lo que afectó la rentabilidad de como Vaca Muerta y al mismo tiempo hizo que el sector petrolero requiriera el auxilio del sector público. Los posibles cambios e inversiones en el sector energético deben plantearse dentro de un marco en el que la Argentina depende, en gran parte, de los combustibles fósiles como matriz primaria de energía. En vistas a reformar esta matriz energética en el país, es destacable el hecho de que las energías renovables hayan triplicado su participación entre el 2018 y 2020. Dentro de las potencialidades del país en materia de energías renovables, la térmica representa el 62 por ciento de la potencia instalada, la hidráulica un 27 por ciento, las renovables (solar, eólica, biomasa, etc.) un 7 por ciento y un 4 por ciento la nuclear. En relación con la energía fotovoltaica, más de la mitad del territorio argentino recibe una radiación solar que, en teoría, es viable para su explotación y es superada en pocas regiones de Europa. El cambio del sistema energético es crucial para el desarrollo de otro proceso: La remodelación del sistema de transporte, principalmente en las ciudades y en el planeamiento urbano, donde la descarbonización de la economía es central. La Argentina también presenta un alto potencial bioenergético a partir de una gran diversidad de fuentes de biomasa tanto seca como húmeda susceptibles de ser aprovechadas. 4. Un Factor común a cualquier escenario: El auge de las energías renovables

Al 2020, la energía hidroeléctrica sigue siendo la mayor fuente renovable de electricidad, seguida de la energía solar y la eólica marina. Pero de cara al futuro, si hay un elemento común en cualquiera de los escenarios energéticos es el crecimiento de las energías renovables, con la energía solar a la cabeza. Actualmente, construir una central eléctrica de carbón o de gas es ya más caro que una planta de energía solar fotovoltaica, pues los proyectos solares ofrecen hoy una de la electricidad de menor coste de la historia.

2.5 Escenario de transición económica

La crisis energética mundial ha hecho que las energías renovables sean aún más competitivas frente a la generación de electricidad a base de carbón y gas en muchas partes del mundo, ya que los precios de esos combustibles se han disparado, y muchos países y regiones están llevando a cabo una transición más rápida hacia las energías limpias en apoyo de una mayor seguridad energética.

En el Escenario de Transición Económica (ETE), que supone que no hay nuevas medidas políticas para acelerar la transición a la energía limpia, el rápido crecimiento de las energías renovables y la electrificación del transporte eliminan aproximadamente la mitad de las emisiones mundiales asociadas a la energía en 2050, frente a una línea de base en la que no se produce dicha transición.

La energía eólica y solar proporcionarán alrededor de dos tercios de la generación de energía mundial en 2050, y estas dos tecnologías, combinadas con el almacenamiento de baterías, representan un impresionante 85% de los 23 Tera vatios de nueva capacidad de energía que se instalarán en las próximas tres décadas. Las emisiones del sector eléctrico se reducen en un 57%, y las del sector del transporte en general se reducen en un 22% hasta 2050, impulsadas por la transición del segmento de carretera a los vehículos eléctricos. El uso global del carbón, el petróleo y el gas alcanza su punto máximo en la próxima década, con el carbón alcanzando un punto máximo y comenzando a disminuir inmediatamente, mientras que el petróleo hará lo mismo en 2028 y el gas a principios de la década de 2030.

A pesar de estos rápidos avances de las energías limpias, el Escenario de Transición Económica está muy lejos de lograr el cero neto a mediados de siglo. En 2050, las emisiones habrán disminuido un 29%, pero el carbón, el petróleo y el gas seguirán emitiendo 24.6 gigatoneladas de CO2 al año. El resultado es una trayectoria consistente con 2.6 C de calentamiento global.

Fig. 1

Figura 1: Consumo de energía primaria por combustible, escenario de transición

económica

2.6 Escenario Cero Neto

En el Escenario Cero Neto (NZS), se refiere a conseguir emisiones de dióxido de carbono netas iguales a cero equilibrando la cantidad de dióxido de carbono liberado a la atmósfera con una cantidad equivalente retirada de la atmósfera, o fijada por plantas para el 2050. Esto requiere de un rápido despliegue de generación de energía limpia.

El cambio de la generación de energía de los combustibles fósiles a la energía limpia es el mayor contribuyente a la reducción de las emisiones globales, representando la mitad de todas las emisiones reducidas en 2022-50. Esto incluye la sustitución de los combustibles fósiles no reducidos por la energía eólica, solar, otras energías renovables y la nuclear, tecnologías en gran parte maduras que ya existen a escala. En 2050, el sistema energético mundial estará dominado por la energía eólica (48% de la generación) y la solar (26%), y el resto por otras energías renovables (7%), la nuclear (9%), el hidrógeno y el carbón o el gas con captura de carbono.

La electrificación del transporte y de los procesos industriales, de los edificios y de la calefacción es el siguiente factor que más contribuye a la reducción de las emisiones, reduciendo aproximadamente una cuarta parte de las emisiones totales durante el periodo. También en este caso,

las tecnologías ya existen, aunque en el caso de la calefacción de los edificios y de la industria, la electrificación todavía no avanza al ritmo necesario.

El resto de las reducciones de emisiones proceden del aumento de la eficiencia del lado de la demanda y del reciclaje, el hidrógeno, la bioenergía y la captura y el almacenamiento de carbono, que en conjunto representan aproximadamente la última cuarta parte de las reducciones de emisiones. Aunque parecen desempeñar un papel menor, el crecimiento necesario para estas tecnologías sigue siendo notable.

Fig. 2

Figura 2: Reducción de las emisiones de CO2 procedentes de la combustión de combustibles por medida, escenario Net Zero frente a escenario sin transición

La limpieza del sistema energético tiene un mayor impacto en los países que hoy dependen en gran medida del carbón, como China (61% de carbón en la generación de electricidad en 2021), India (78%) y Australia (53%). El cambio a la energía limpia supone al menos dos tercios de su reducción total de emisiones en los próximos 28 años. La electrificación de los procesos basados en los combustibles fósiles en el transporte, la industria y los edificios debería ser una prioridad en los países que ya han reducido la intensidad de las emisiones de carbono de su generación de electricidad.